El proyecto inmobiliario respaldado por la empresa de Lavinia Valbonesi, primera dama de Ecuador, ha suscitado una intensa controversia que abre importantes interrogantes acerca de la trascendencia del Esterillo Oloncito.
Este espacio, parte de la cordillera Chongón Colonche y declarado bosque protector el 30 de noviembre de 2001 en la provincia de Santa Elena, está en medio de una paradoja es que la misma autoridad ambiental, MAATE, ha concedido permiso para que el proyecto inmobiliario se ejecute allí.
En medio de esta polémica, surge la interrogante sobre la importancia y relevancia de esta zona. Entonces, ¿cuál es su valor ecológico y social? Aquí los detalles.
El rol de los manglares en Esterillo Oloncito: “Barreras naturales”
Para comprender la relevancia de esta área, es esencial entender por qué ha sido designada como un bosque protector. Aunque el legislador Adrián Castro de la bancada oficialista de ADN defendió que no estaba registrada en el Sistema Nacional de Áreas Protegidas del Ecuador (SNAP).
Sin embargo, esta afirmación es rebatida por Janice Márquez, bióloga y presidenta de la organización Sustainable Ocean Alliance en Ecuador. Ella aclara que existen distintos tipos de categorización, y aunque desde 2017 ya no estén registrados en el SNAP, las actividades realizadas dentro de ellos deben ser compatibles con la protección ambiental.
Por tanto, un bosque protector, considerado como un ecosistema frágil (por ejemplo, como el bosque Cerro Blanco), también garantiza que el Estado esté obligado a preservar áreas categorizadas de conservación, como es el caso del Esterillo Oloncito.
Una de las características que respalda esta designación es la riqueza de formaciones vegetales naturales presentes en la zona.
En ese sentido, Márquez destaca la importancia de los manglares en el área de tipo rojo, negro y blanco, subrayando que son ecosistemas fundamentales para proteger la costa, promover la biodiversidad marina y mitigar el cambio climático. “Estos manglares por sus adaptaciones son capaces de capturar carbono y ayudar a mitigar el calentamiento del planeta”.
Sobre los manglares, la empresa Geosísmica, donde figura como accionista Roberto Luque, actual ministro de Transporte y encargado del ministerio de Energía, que realizó los estudios de factibilidad para en septiembre de 2023, detalla el relleno de una parte del estero Esterillo para recuperar el terreno perdido debido a procesos erosivos.
Y agrega que con el fin de integrar la sostenibilidad en el proyecto, se contempla “la posibilidad de reforestar la zona con manglares”.
Sin embargo, la Corte Constitucional en una sentencia de 2021 reconoce que los ecosistemas del manglar son titulares de los derechos reconocidos a la naturaleza y se debe respetar integralmente su existencia y mantenimiento.
Márquez subraya que todas las especies de manglar presentes en esta área requieren ser protegidas, de lo contrario podrían haber afectaciones como inundaciones: “Los manglares actúan como barreras naturales que protegen las costas de la erosión como un oleaje fuerte o tormenta”.
Así este ecosistema, que abarca una franja de extensión de 10 a 15 metros dentro de las 2,23 hectáreas del bosque, alberga una diversidad de flora y fauna.
Entre ellos se encuentran árboles nativos como manzanillo y algarrobo, este último es la especie con mayor cantidad en el área que, según la denuncia de los habitantes locales indica que de los 54 árboles planeados para ser talados, ya se han perdido 21. Lo que representa un riesgo para la integridad del ecosistema, al ser parte de la vegetación en el área, según ambientalistas.
En la misma línea, Daniela Hill, bióloga y miembro de la fundación Pacífico Libre, resalta otros aspectos que hacen de este bosque seco tropical, como la presencia de recursos bioacuáticos, camarones y especies de cangrejos, fundamental para mantener la calidad de vida de toda la comunidad local.
“Lo más importante es que al mantener los servicios ecosistémicos de este lugar se perpetúa la mejor calidad de vida para toda la comuna”, resalta Daniela Hill.
Además, la franja costera alberga un importante hábitat para las tortugas marinas, cuya anidación se podría ver comprometida por la infraestructura propuesta, ya una especie amenazada.