November 23, 2024

Analistas sostienen que en las próximas elecciones generales podría estar el cambio en las preocupaciones sobre estancamiento económico, el bloqueo político y la inseguridad. Explican que la implementación de una agenda de trabajo social y los acuerdos de paz podrían sentar las bases para un nuevo comienzo.

En el programa Políticamente Correcto del domingo 9 de junio, Grace Jaramillo, catedrática en la Universidad de British Columbia, destacó las próximas elecciones presidenciales como una de las principales vías para abordar el estancamiento social, político y económico que atraviesa Ecuador desde hace algunos años.

Según Jaramillo, es momento de que los nuevos candidatos, que comienzan a emerger en la esfera pública, hagan de la paz una agenda central, involucrando a todos los sectores en un gran acuerdo nacional para la recuperación del país.

“Las elecciones son una oportunidad para que todos los ecuatorianos exijamos a nuestros candidatos, a nuestros políticos, una nueva propuesta de paz, un diálogo que reúna a todos los sectores que ahora parecen fragmentados”, subrayó Jaramillo.

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Hasta entonces, señaló la panelista, el Gobierno actual debe centrarse en un tema primordial, la seguridad. En la misma línea, Óscar Vela, escritor y abogado, opinó que los últimos debates sobre la eliminación de los subsidios a los combustibles, los planes de seguridad en coalición y la generación de empleo indican que Ecuador puede comenzar a recuperarse de la crisis, que según él, comenzó mucho antes de 2020.

“Si bien es cierto que la pandemia empeoró todo, nuestros problemas se remontan tiempo atrás, como la gran migración que experimentamos a finales del siglo pasado”, explicó.

Por otro lado, Javier Gutiérrez, director de la Misión Alianza Noruega en Ecuador, organización especializada en el desarrollo sostenible, plantea que los gobiernos en turno, tanto el actual del presidente Daniel Noboa como el futuro, no pueden descuidar una agenda de trabajo social.

“Además de la seguridad, también se necesita que el Estado implemente nuevos programas de trabajo social en las zonas más afectadas por la violencia y la criminalidad”, aseguró Gutiérrez.

Para lograrlo, explicaron Jaramillo y Gutiérrez, el régimen debe comprometerse en un trabajo conjunto entre organizaciones civiles, colectivos sociales, gobiernos autónomos y los países aliados del continente.

“Es, de hecho, un plan que hemos visto funcionar en países vecinos como Colombia y México, donde la intervención en los sectores más desprotegidos, en las familias más violentadas, ha logrado reducir la violencia a niveles mínimos”, agregó el director de la Alianza Noruega.

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Entre 2021 y 2023, 316 mil ecuatorianos dejaron el país y no volvieron

Set de Políticamente Correcto, programa dominical de Ecuavisa

La crítica situación del país, según los panelistas, se refleja en la creciente ola migratoria de ecuatorianos en los últimos años. Entre 2021 y 2023, el Instituto de Estadísticas y Censos (INEC), registró que 316 mil compatriotas dejaron el país y no han regresado.

Grace Jaramillo señala que el principal destino de los ecuatorianos sigue siendo Estados Unidos. Sin embargo, explica que, al llegar, el 50% son repatriados desde las fronteras, mientras que la otra mitad que logra quedarse suele vivir en las calles o en refugios.

“Incluso hay casos de ecuatorianos que llegan a la frontera con fotos, videos y documentos que demuestran que han sido víctimas de la violencia en Ecuador, es una situación terrible”, añadió.

Según el Departamento de Migración de los Estados Unidos, solo en 2023, 117 mil ecuatorianos fueron detenidos, deportados o expulsados desde ese país. Desde enero hasta mayo de 2024, ya son 95 mil ecuatorianos en esta situación.

Javier Gutiérrez explica que la migración interna también ha sido otro fenómeno en crecimiento en Ecuador. Según señala, ahora las personas de ciudades grandes, como Guayaquil, prefieren trasladarse hacia áreas rurales, de donde salieron hace 10 o 20 años. “Y algunos ni siquiera han sido víctimas de ningún tipo de violencia, pero el miedo a ser extorsionados o secuestrados pesa más”.

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