Luego de más de 20 años de investigación en torno a la conducta humana y de haber sido coach personal de cerca de 40.000 personas, el científico Brian Jeffrey Fogg, director del Laboratorio de Diseño de la Conducta de la Universidad de Stanford, se ha dado cuenta de que esta confusión entre anhelos y hábitos está detrás de las dificultades que muchas personas experimentan cuando quieren cambiar de hábitos. ¿Por qué? Porque las lleva a plantearse metas que nunca llegan a cumplir.
Según B. J. Fogg, en los pequeños pasos se anida la clave para generar cambios conductuales que logren permanecer en el tiempo. Y esto, asegura, es válido para aspectos eminentemente prácticos, como hacer más ejercicio y comer mejor, pero también para asuntos más subjetivos, como la productividad laboral, la capacidad de enfocarse en función de objetivos de todo orden o las relaciones interpersonales. Esta es la idea central de su nuevo libro Tiny Habits: The Small Changes that Change Everything.
Fogg se hizo conocido en los últimos años por su influencia como académico. Sus investigaciones en torno a las tecnologías de la persuasión son la base de la popular red social Instagram, creada –entre otros– por Mike Krieger, quien fue alumno suyo en Stanford. Con este libro, Fogg ha logrado instalarse, según Forbes, como el experto líder a nivel mundial en formación de hábitos, ya no solo en el mundo académico, sino también a nivel masivo.
Los tres pasos
En su libro, Fogg propone una simple fórmula de tres pasos, que él ha aplicado en su propia vida, para lograr cambios de hábitos duraderos y satisfactorios. El primero de ellos, como lo sugiere el título de su libro, es ‘achicarse’. Esto significa que, por ejemplo, si nuestro anhelo es caminar a diario, debemos hacerlo por diez minutos y no aspirar a cumplir con la usual recomendación de media hora, que puede ser más difícil de lograr.
“La idea es escalar el hábito hacia abajo, hasta que sea superpequeño. En el caso de, por ejemplo, comenzar a leer más libros, eso puede ser leer solo un par de párrafos al día. Si es meditar, puede significar solamente tres respiraciones profundas. La idea es que sea tan simple que no haya excusa para no hacer lo que uno se propuso. Puedes estar con prisa o enfermo, y aún así hacerlo”.
El segundo paso es buscar cómo ajustar estos minihábitos en nuestra rutina de la manera más eficiente posible. “Es importante que sucedan de manera natural”, explica Fogg.
El paso final es hackear el cerebro, convenciéndolo de que esa cosa pequeña que hicimos fue un gran logro.
“La idea de que la repetición de los hábitos es lo que logra instalarlos es un mito: lo que de verdad hace que sigamos teniendo conductas son las emociones positivas con las que las asociamos. Por eso, autocelebrarse es una técnica que crea conductas”, apunta. Toda la evidencia científica disponible muestra que la información no cambia conductas.
Hábitos negativos
Si lo que se desea es eliminar hábitos negativos, Fogg utiliza el concepto untangle (desenredar): si tienes el pelo muy enredado, lo primero que haces es desenredar los nudos más fáciles, para continuar luego con los más difíciles. Este proceso, explica, permite mantener la motivación viva y, a la vez, aumenta la sensación de que, terminado el proceso, el pelo quedará perfectamente peinado.
Fuente: eluniverso.com (T.F.)