Un estudio publicado en las revistas especializadas JAMA Internal Medicine y JAMA Neurology, por científicos de las universidades de Sídney, en Australia, y del Sur de Dinamarca confirmaron que caminar 10 000 pasos diarios trae beneficios protectores para la salud.

Sin embargo, si se camina más rápido hay ventajas adicionales, ha señalado el coautor principal, Matthew Ahmadi, investigador de la Universidad de Sídney. Para las personas menos activas, el estudio también demuestra que tan solo 3 800 pasos al día reducen el riesgo de demencia en un 25%. Añadió el coautor principal Borja del Pozo Cruz, de la Universidad del Sur de Dinamarca.

El estudio, que ha monitorizado a 78 500 adultos, muestra que cada 2 000 pasos se redujo el riesgo de muerte prematura de un 8% a un 11%, si se dan 10 000 pasos por día. Se observaron asociaciones similares para las enfermedades cardiovasculares y la incidencia de cáncer. Un mayor número de pasos por día se asoció con un menor riesgo de demencia por cualquier causa.

Además, 9 800 pasos fue la dosis óptima relacionada con un riesgo mucho más bajo de demencia, un 50%. Sin embargo, el riesgo se redujo en un 25% con tan solo 3 800 pasos al día. “El conteo de pasos es ampliamente utilizado para rastrear los niveles de actividad, pero rara vez la gente piensa en el ritmo”, explica el autor principal Emmanuel Stamatakis, profesor de actividad física y salud de la población, de la Universidad de Sídney.

El estudio se basó en datos del Biobanco del Reino Unido para vincular datos de conteo de pasos de 78 500 adultos de ese país, de 40 a 79 años, con resultados de salud siete años después. Los participantes usaron un acelerómetro de muñeca para medir la actividad física durante siete días.

Interactuar con otras personas también ayuda a vivir más

Asimismo, un estudio español mostró que interacciones sociales diarias entre personas mayores y adultos reduce el riesgo de envejecimiento prematuro y otorga longevidad saludable a todos ellos. Las conclusiones fueron obtenidas a partir de un estudio realizado en ratones, por la Universidad Complutense de Madrid (UCM).

Los resultados, publicados en la revista Biogerontology, complementan los que aparecieron hace unos meses en la revista especializada Experimental Gerontology.

Allí se comprobó que ratones cronológicamente viejos que interactúan 15 minutos al día durante dos meses con adultos mejoraron una serie de parámetros conductuales, de inmunidad y de estado oxidativo-inflamatorio. La longevidad de ambos grupos de animales aumentó respecto de los que no participaron en la interacción.

La novedad del trabajo que se presenta ahora es que los ratones no eran cronológicamente viejos, sino adultos, pero que presentaban un envejecimiento prematuro. La interacción se hizo con los adultos de su misma edad, pero sin ese envejecimiento prematuro.

Los resultados demuestran que los adultos prematuramente envejecidos tras esa interacción mejoraron también. Lo hicieron en su conducta, inmunidad, el estado de oxidación e inflamación, las cantidades de la hormona oxitocina y de las catecolaminas. Vivieron significativamente más que aquellos que no interactuaron.

“Las investigaciones han demostrado que los cambios con el envejecimiento en los parámetros que analizamos en los ratones son semejantes a los que experimentan los humanos. Hay que tener en cuenta, eso sí, que una semana de vida de un ratón equivale a un año de un ser humano”, señala Mónica De la Fuente, catedrática de fisiología, inmunología y nutrición de la Universidad Complutense.

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