Para los comuneros kichwas que le hacen a la medicina ancestral, las plantas se clasifican en calientes, frías o mixtas. Pero no es por los cultivos o las localidades donde se las cosecha, sino por sus efectos en el organismo.

“Es debido a su capacidad de propiciar calor o frío, pues la salud y enfermedad dependen del equilibrio entre ambos”, explica en sus primeras páginas el catálogo ‘100 hierbas medicinales’.

Este trabajo se concretó gracias a una iniciativa impulsada por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

El objetivo de la propuesta es valorar los mercados populares como espacios necesarios para el trabajo de las hierbateras, o también conocidas como yuyeras.

En este catálogo se resalta la interacción entre lo urbano y la ruralidad, en espacios como la Plataforma Primero de Mayo, que está ubicada junto al mercado de San Roque, en el Centro Histórico de la capital.

Justamente en este contexto, el Museo de la Ciudad promueve desde hace algunos días la exposición temporal ‘Territorios que sanan: al encuentro de las hierbateras’. La idea es reconocer a las mujeres hierbateras como cuidadoras esenciales de la salud, los ecosistemas, la memoria y los saberes andinos.

Esta propuesta pretende valorar a los mercados populares como espacios fundamentales para el intercambio de estos saberes. Y es eso es justamente lo que se encuentra en la Plataforma Primero de Mayo, donde las hierbateras le ofrecen todo tipo de remedios naturales para malestares digestivos, dolencias musculares y más.

Y no es que solo se lanzó el libro. Para hacer frente a los desafíos de la Plataforma Primero de Mayo, en 2022, el Laboratorio de Aceleración del PNUD desarrolló la Minga de Innovación.

Es un trabajo que se cumplió junto a las hierbateras y unos 27 estudiantes de la Escuela de Formación de Tecnólogos (Esfot) de la Escuela Politécnica Nacional.

En esa ocasión, los estudiantes pudieron conectarse con una parte de su identidad. Algunos comentaron que sus padres o sus abuelos venían del campo; y reconocían en aquellos relatos el esfuerzo del arduo trabajo en la tierra. Y que incluso fue de sus ancestros de quienes aprendieron ciertos conocimientos.

Fue una especie de minga con la que se plantearon unas 31 soluciones, entre ellas el catálogo, que es un producto en permanente construcción.

Y es que otro de los objetivos del catálogo es crear puentes entre potenciales clientes y las hierbateras. Además, busca promover y conservar el conocimiento de la medicina tradicional andina del Ecuador. Se trata de un ejercicio de rescate de la sabiduría ancestral.

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