El edificio está construido con ladrillos y tiene cuatro pisos. Todo está cubierto de rejas de seis metros de alto y está lleno de alambres de púas con corriente eléctrica. Así es la Union Correctional Institution, una cárcel de Florida, en Estados Unidos.
En esas instalaciones carcelarias se encuentra el denominado ‘corredor de la muerte’, donde están los presos que tienen penas de muerte. El ecuatoriano y naturalizado estadounidense, Nelson Serrano, ha permanecido recluido en ese lugar los últimos 20 años.
Su celda mide dos por tres metros. Es de concreto y tiene una reja de hierro. Hay una cama, una pequeña mesa, una silla y el inodoro.
Serrano se encuentra en ese lugar porque fue sentenciado, en el 2006, a cuatro penas de muerte por el asesinato de cuatro personas, quienes también eran sus socios en un negocio. Este caso se remonta a diciembre de 1997.
En esa fecha, George Gonsalves, Frank Dosso, George Patisso y Diane Patisso fueron hallados sin vida en una fábrica ubicada en Bartow, condado de Polk, en el centro de Florida. Un jurado lo halló culpable de esos crímenes y fue encarcelado. Ahora, él tiene 84 años y es el hombre más longevo que está en el ‘Corredor de la Muerte’.
Su hijo Francisco Serrano lo visita cada mes en ese sitio. EL COMERCIO conversó con él y conoció que viaja cuatro horas en auto desde su casa hasta la cárcel. Cuando llega, debe atravesar un proceso de revisión de los guardias. Luego le permiten ingresar a la sala de visitas y allí se reúne con su padre. “Cuando lo veo entrar, lo primero que hago es abrazarlo, luego nos sentamos en unas mesas de acero y conversamos por horas”, cuenta.
A Francisco le permiten estar seis horas con su padre, pero en todo momento hay guardias que los vigilan a través de cámaras.
Mientras dura el tiempo de visita, Francisco conversa con su padre. Le cuenta anécdotas familiares y le pregunta sobre cómo avanza su estado de salud. Nelson Serrano “sufre de problemas del corazón, osteoporosis y también pérdida de visión”, relata su hijo.