El Presidente de la República construye el terreno sobre el que pisa, está sobre el escenario que levantó y en el que se mueve con la comodidad propia de quienes sabe cuáles van a ser sus próximas dos jugadas.
Daniel Noboa ha diseñado una sola estrategia que le sirve para todo. Y siguiendo esos derroteros apunta a ganar la consulta al tiempo que se deshace de sus exaliados devenidos en opositores y va eliminando opositores de caras a las próximas presidenciales en las que tiene fija la mirada.
Como a sus cinco meses de gestión no tiene mucho para mostrar, gobierna con golpes de efecto. Noboa no ha parado de hacer campaña desde que llegó y las campañas desgastan pero más se han desgastado sus adversarios, marcados a hierro ardiente por sus conductas mafiosas.
En el tablero de la política, el único actor que se mueve coordinadamente es el Presidente de la República, los otros son reactivos.
Allí está el correísmo devenido en opositor cuando antes no se atrevía a tocar siquiera la gestión de Noboa, tratando de reinventarse, de encontrar un guión que le resulte sostenible y productivo.
Pero la batuta, esa la lleva el presidente y la ha manejado con cierta maestría, generando agendas que solo él maneja y lo proyectan: la de seguridad, la de la consulta, que de llegar a ganarla le dará un nuevo elemento de presión sobre la Asamblea, una ascendencia sobre el Legislativo que tendrá que terminar haciendo lo que el pueblo decida, que es lo que él ha propuesto.
Hoy, Noboa se juega un referéndum personal, que si es derrota le permitirá abrir un paraguas para victimizar su gestión, que si es triunfo lo terminará de montar sobre la ola y marcará el inicio de su campaña de reelección para irse de largo.